INTRODUCCIÓN.
La formación de los niños y de los jóvenes en
valores es una misión fundamental de la escuela y de la familia y una
preocupación prioritaria de todos los agentes sociales, por su responsabilidad
en la formación de las nuevas generaciones.
Las dificultades en las relaciones entre familias y
escuelas vienen dadas desde un primer momento por la rivalidad existente entre
la familia tradicionalista que se basa en los particularismos de esta y la
escuela modernizadora.
LA
FAMILIA.
El
cambio de la familia.
La familia ha cambiado mucho a lo largo de los años,
hemos pasado de una familia tradicionalista, como mencionaba antes, a familias
cuanto más diversas debido a rasgos como la reducción del autoritarismo dentro
de estas o familias extranjeras, homosexuales, así como también el aumento por
la preocupación de la educación de sus hijos.
En la familia se han fortalecido los valores
familiares de solidaridad, compenetración, creencias en la necesidad de hogar
con padre y madre para el niño, etc. Pero, al mismo tiempo, se defiende la
autonomía y libertad individual, se está en desacuerdo con la necesidad de
normas morales a las que todos deban ajustarse, y se quiere, en definitiva,
espacios de maniobrabilidad, sin aceptar puertas cerradas, y con un fuerte
aumento de la tolerancia hacia conductas que hace años no gozaban de
legitimidad.
Los hijos pasan desde muy pequeños a largas horas en
contacto con otros agentes de socialización, por lo que la familia ya no asume
sola esta función y la comparte o transfiere a otros agentes.
Según Redding (1991), existen tres tipos de familias
que se relacionan de formas particulares con la escuela:
-
Familias tipo I. Economía de
subsistencia y sujetas a las demandas del trabajo. Obligan a sus hijos a
trabajar y el papel de la escuela se traduce por liberar a los hijos de sus
familias. Éstas no tienen una actitud negativa hacia la escuela, pero tampoco
tienen tiempo para dedicar atención a la educación escolar de sus hijos.
-
Familias tipo II. Economía industrial.
Las metas de la escuela y la familia convergen buscando ambas que el nivel
educativo de los hijos mejore la situación económica de los progenitores. La
familia asume los valores del sistema y un mayor protagonismo en la educación
de sus hijos.
-
Familias tipo III. Economía
post-industrial. Invierten poco tiempo en las tareas de crianza de sus hijos ya
que ven que limitan sus propósitos adultos de realización personal. En este
tipo dicha responsabilidad de educación de los hijos la asume la escuela (o eso
esperan).
Participación
de la familia en la educación.
La influencia socializadora de la familia es de
primer orden, ya que el eje central de la socialización primaria consiste en
que los niños desarrollen los vínculos afectivos con los padres y hermanos y
así vayan adquiriendo un contacto con las pautas y normas de conducta por medio
de su percepción de la conducta de los demás. Los padres son la principal
fuente de referencia para la socialización de los hijos a través de la
transmisión de creencias, valores, actitudes, pautas de comportamiento que
incidirán en su desarrollo personal y social.
El papel de la familia hoy en día en la escuela se
puede tratar desde dos puntos de vista:
-
Individual. Los padres acuden a la
escuela a recibir información de sus hijos por parte del profesor. (Grupo más
común).
-
Colectiva. Trata la participación sobre
los asuntos generales del centro escolar desde la elaboración democrática de
las normas de convivencia a la aprobación de la programación general anual.
LA
ESCUELA.
La escuela, en cambio, se ha basado en unos valores
como la cientificidad, el laicismo o el espíritu crítico, dichos valores chocan
en gran medida con los de la familia que pueden ser el arcaísmo, los prejuicios
y la superstición.
Según Sosa (2009), los centros educativos fueron
creados para favorecer el desarrollo de los niños y servir de apoyo y ayuda a
las familias a educar a sus hij@s.
La transformación de la escuela ha sido significante
para toda la población, ya que desde un primer momento sólo tenían práctica de
esta los hijos blancos de propietarios y profesionales. Silenciosamente este
grupo poseían el derecho a la educación se van incorporando diferentes grupos.
A partir de 1970 con la Ley de Educación, la
situación cambia ligeramente a mejor, la educación general básica pasa a ser
gratuita y obligatoria.
Es en 1991 con la LOGSE, cuando la educación
secundaria es obligatoria.
RELACIONES
ENTRE FAMILIA Y ESCUELA.
Según Jordi Garreta Bochaca y Núria Llevot Calvet, las
relaciones entre la escuela y la comunidad son contempladas actualmente como un
factor de gran importancia en la educación del alumnado. La educación empieza
en la familia y se prolonga en la escuela, y una buena educación exige el
conocimiento del medio en el que viven los alumnos, así como la representación
de éste en la vida escolar.
Según Sarramona (2002), son los padres los
responsables legales y morales de educar a sus hijos, ya que la escuela no
puede ni debe suplir esta responsabilidad. Por ello, se necesita la
participación de las familias dentro del contexto escolar.
Con el paso de los años, la necesidad de implicar a
las familias en la vida de los centros educativos se hace más notorio debido
principalmente a que las responsabilidades de las familias tienen con sus
hijos, también debido a que la escuela se pueda ver incapacitada para dar respuesta
a las demandas educativas de la sociedad. (Bolívar, 2006).
En definitiva, es difícil delimitar las acciones de
la familia y del centro educativo; los profesores deben invitar y facilitar la
participación de las familias en el centro educativo, de modo que la familia
sea protagonista del día a día de sus hijos y participes de los aprendizajes de
estos; familia y profesorado deben verse y definir los roles que van a
representar; por último, escuela y familia deben favorecer la construcción de
un ambiente más relajado y de mayor confianza.
CONCLUSIÓN.
Las relaciones deberían ser más directas de lo que
son actualmente, ya que muchos de los padres de los alumnos ni tan siquiera se
preocupan por asistir a las reuniones de información sobre sus hijos. Aún con
esto la relación entre familia y escuela seguirían siendo muy flexible, lo que
se busca en sí es la participación de los padres en los asunto internos del
centro educativo, los padres deben tener voz en la escuela para asumir cambios
que lleven a la mejoría del sistema educativo.
Es necesario reorientar y revitalizar las relaciones
familia-escuela en la línea de la responsabilidad mutua.
La familia tiene una tarea a desarrollar y los
padres han de ser los promotores de esa tarea: el crecimiento de los hijos. La
educación permite que los hijos desarrollen sus capacidades y puedan realizarse
como personas y ciudadanos. Será el marco de la colaboración entre familia y
escuela que este desarrollo será posible.
BIBLIOGRAFÍA.
Bolívar, A. (2006). Familia y escuela: dos mundos llamados a trabajar en común. Revista
de Educación, 339, 119-146
España. Familia y escuela:
diagnóstico del sistema educativo.1997, p. 82.
Garreta, J.. (2007). Relación familia-escuela. Lleida: Servei de publicacions.
Sarramona, J. (2002). La educación en la familia y en la escuela. Madrid: PPC.
Feito Alonso, R. (2010). Familias y escuela. Las razones de un desencuentro. Madrid.
VV.AA. (2006). Educación y familia: la educación familiar en un mundo en cambio.
Madrid.